Tras un comienzo en que los políticos bolcheviques pensaron que la revolución se extendería por todo el mundo haciendo superfluas las relaciones diplomáticas, el fracaso de los movimientos revolucionarios más allá de las fronteras rusas hicieron necesaria la creación de un organismo dedicado a mantener las relaciones con los demás países y ayudar a la conservación del nuevo gobierno en un entorno hostil.
Su primer comisario del pueblo, Gueorgui Chicherin, permaneció a la cabeza del organismo durante toda la década de los años veinte siendo sustituido por su vicecomisario Maxim Litvínov en el verano de 1930 cuando su enfermedad crónica le impidió definitivamente permanecer en el puesto.
Su estructura tampoco varió mucho, consistiendo en departamentos especializados en áreas diversas como antes de la toma del poder por los bolcheviques.
[6] Dado que el contacto con el extranjero era visto con suspicacia en la Unión Soviética, los puestos diplomáticos requerían un personal de gran fiabilidad política.
Solo en 1926 logró el Narkomindel ocupar el primer puesto entre los principales funcionarios del estado (nomenklatura): de 923 miembros en la administración central 205 pertenecían a la organización, siendo la mayoría de sus más altos funcionarios miembros del Partido.