Comercialismo
A medida que la publicidad se ha vuelto frecuente en la sociedad moderna, es cada vez más criticada.[cita requerida] Los anuncios no solo se colocan en los descansos, sino también en las transmisiones deportivas durante el juego.Otros mercados en crecimiento son el emplazamiento publicitario en programación de entretenimiento y películas, donde se ha convertido en una práctica estándar, y la publicidad virtual, donde los productos se colocan retroactivamente en programas repetidos.La publicidad precede a la proyección de películas en los cines, incluidos los lujosos «cortometrajes» producidos por empresas como Microsoft o DaimlerChrysler.Los opositores equiparan la creciente cantidad de publicidad con un «maremoto», y las restricciones con «contener» la inundación.Hay canales comerciales especiales para pacientes en hospitales y figuras públicas que lucen tatuajes temporales.El Neckarstadion, en Stuttgart, se convirtió en el Mercedes-Benz Arena, y el Westfalenstadion de Dortmund en el Signal Iduna Park.[5] Christopher Lasch afirma que la publicidad conduce a un aumento general del consumo en la sociedad; «la publicidad sirve, no tanto para publicitar productos, sino para promover el consumo como forma de vida».[cita requerida] El corporativismo, más allá de su definición como doctrina política, económica y social, adopta un carácter peyorativo, relacionado en cierta medida con el comercialismo, para referirse a la defensa de intereses particulares que no tengan en cuenta si perjudican o no al conjunto de la sociedad.