Las tropas del coronel Landívar habían avanzado su marcha y son vistos Posoconi y Caluyo, por el Sargento Mayor Pablo Pimentel (natural de Orurillo), que de inmediato da aviso al Capitán Macedo, que con sus 40 hombres se encontraba en las proximidades del pueblo de Orurillo.
En la tarde del 2 de abril, las tropas bolivianas llegaron a Orurillo, encontrando completamente tranquilo el poblado, sin indicios de resistencia, ya que sus habitantes a esas horas se encontraban en labores del campo.
Mariano Macedo llegaron a albergar alrededor de 250 entre caballería, infantería y población lugareña que se prestó a defender su territorio; se enfrentan a poco más de 300 soldados bolivianos que habían ocupado el pueblo de Orurillo.
Ambas bandos intercambiaron fuego cruzado para más tarde enfrentarse cuerpo a cuerpo, en el fragor de la lucha los bolivianos fueron rápidamente dominados y casi diezmados, habiendo escapado algunos miembros de la caballería.
Los armamentos y pertrechos arrebatados al enemigo, fueron traslados al pueblo de San Antón, en llamas por los campesinos, para ser entregados en el cuartel del coronel Rudecindo Beltrán en el pueblo de San Antón.
También se hace referencia como anécdota al momento en el que el Sargento Francisco Ávila amarraba las manos de un Coronel boliviano, que dice: “No aprietes mucho Sargento” y este le contesta: “Es hora de apretar Coronel”.
No fue parco el homenaje oficial contemporáneo a los héroes de la resistencia en 1842.