De la época medieval y moderna no se tiene noticias que se refieran en concreto a esta zona y hay que esperar hasta finales del XVIII y principios del siglo XIX con la fundación del cenobio de Belén para que aparezcan los primeras referencias documentales de la zona.
A lo largo del siglo XIX se fue ampliando el conjunto hasta nuestros días, con celdas, cocina, refectorio y otras dependencias, destacando la iglesia bendecida en 1824, obra de Juan Rosselló.
El acceso al conjunto se lleva a cabo por un amplio camino escoltado por cipreses.
En la fachada principal encontramos un reloj de sol, una pequeña ventana y un rosetón.
Las primeras familias que poblaron la Colonia construyeron un pequeño oratorio dedicado a San Pedro.
Fueron construidos hacia el siglo XX y servían para mantener el pescado vivo tanto para su posterior venta como para su uso como cebo.
Este conjunto estaba cubierto por un túmulo de piedra y tierra.
Actualmente cuenta con una amplia gama de servicios como farmacias, supermercados, tiendas y restaurantes, etc.
Dicho puerto deportivo se complementa con un club náutico local.