Años más tarde el médico de Santa Margarita, llamado Juan Grau, interesado por el sitio, adquirió la casa —Ca'n Picafort— para construir la que sería la primera vivienda veraniega del lugar.
[2] A principios del siglo XX le siguieron otras familias procedentes de Santa Margarita, Muro, Petra, La Puebla e Inca, que se establecieron en la zona comprendida entre el Clot d'en Barret y el Clot de s'Aigo Dolça.
[3] Este programa constructivo se mantuvo en los años siguientes en previsión de un eventual desembarco aliado durante la II Guerra Mundial.
[4] Se utilizaban para que los submarinos realizaran maniobras de tiro naval y minas.
Originalmente estaban pintadas de blanco, enumeradas y con marcas rojas a diferentes niveles.