[2] [3] Cuando la Semana Santa finalizaba, las andas procesionales se guardaban en un local propiedad del Hermano Mayor, situado en el barrio monovero de La Cenia.
Estas eran llevadas a hombros hasta allí (eran tan sólo 12 los portadores de las andas), por lo que se encarga un carro metálico que facilita el transporte de las andas del local hasta la parroquia y viceversa.
Se sustituyeron las antorchas y portacirios de madera por velones largos en cera blanca.
También se adquirieron 3 timbales para lo que ya despuntaba como una importante Banda de Tambores.
En 1994, la procesión del Silencio llega por primera vez hasta la Ermita de Santa Bárbara, situada en lo más alto de la colina en la que se asienta Monóvar, rodeada por las estrechas, angostas y empinadas calles del casco antiguo.
Al poner a la venta estos portacirios, aparecen personas que desfilan en las procesiones sin ser cofrades.
En este Vía Crucis, mujeres y niños aprovechan para llevar al Cristo en sus hombros.
Sin embargo, en 1983, el Vía Crucis vuelve a celebrarse justo tras la procesión del Silencio.
En este, la imagen del Cristo es portada en sus propias manos por todo el que lo desee, en especial, mujeres y niños.
En 1992 se incorpora un acompañamiento de tambores que ya al año siguiente es descartado.
Hasta hoy se conserva también el Besapiés posterior a la imagen del Cristo.
Es la procesión favorita de los cofrades; no obstante, suele durar hasta 4 horas[6] y, dependiendo del recorrido, puede desfilar por empinadas callejuelas del casco antiguo, que hacen la procesión tediosa y larga.
Comienza a las 19'30 horas, y suele seguirse el mismo itinerario durante varios años, cambiándolo ligeramente cada cierto período de tiempo.
En cambio, el Viernes Santo se sustituyen por rosas rojas, que simbolizan la sangre y muerte de Cristo.
[2] El Jueves Santo, muy temprano, un grupo más o menos fijo de cofrades del Cristo acude a la casa hermandad.
Este grupo de cofrades lo conforman, junto a la multitud de niños que acuden a la Iglesia a prestar su ayuda: Mª Carmen López de Atalaya, Mª Carmen Ponsoda, Santiago Ponsoda, Asunción Hurtado "Filo", Lucía Gimeno, Macarena Gimeno, Reme Rico, Carlos Navarro, Mª José Sanchíz, Raquel Poveda y Pablo Jaén.
En la época inicial, hacia los años cincuenta, 'Pisa', 'Puiki' y Enrique Alcolea, abrían el cortejo procesional junto a la banda de la Falange Española.
Más adelante, a finales de los sesenta, (aunque no es posible confirmar dicho dato) ya formaban la banda los que serían los cimientos de la banda actual: Silverio Guilló, Ismael, Macando, José Durá 'Epi' y Enrique Pérez.
Años más tarde se incluyeron 25 timbales 'bajón valenciano', 6 bombos y 3 de redoble.
Y tiempo después, se añaden unas cajas chinas que dan pie a hacer toques característicos de la banda.
La primera abre la procesión junto a la Cruz de Guía y la segunda acompaña al Cristo.
Se resaltan los llamados 'giros', en los que en cualquier esquina pronunciada, los tambores giran hacia la imagen, silenciando su marcha.
Una vez colocados con redobles comienza un corte en la marcha, que silencia a la muchedumbre, y así empieza la 'revirá' del Paso.
En este primer año de colaboración, la lluvia hace que no se celebre la procesión.
Sin embargo, en el 2004 se vuelve a recibir la invitación de participación, esta vez formal y por escrito.
Se comienza a gestar amistad entre las 2 cofradías, por lo que la Banda de tambores sigue asistiendo acompañando al Cristo del Mar en el 2005.
Para preparar todos estos actos, se creó una Comisión de Hermanamiento en la Cofradía del Stmo.
Un buen concierto de marchas procesionales ofrecido en 2 partes, que recibieron la ovación del público asistente.
En ella, los Hermanos Mayores y los capataces de ambas cofradías dijeron unas breves palabras.
[10] El domingo 18 de marzo, a las 19,45 comenzó el Oficio de Tinieblas: Un rito que celebraban las primeras comunidades cristianas en Semana Santa, y que en la Edad Media se enriqueció, formando un verdadero concierto sacro en directo al estilo del medievo.