Por otro lado, se había logrado un armisticio en la guerra de Corea y la paz en Indochina, y las doctrinas más conservadoras estadounidenses que amenazaban con «represalias masivas» ante una política exterior soviética agresiva no terminaron de cuajar, dado que el presidente, Dwight Eisenhower, seguía siendo partidario de una «política de contención».
Esta política fue oficialmente aprobada en 1961 en el marco del XXII Congreso dela Partido Comunista de la Unión Soviética en un documento que, entre otras cosas, aspiraba también a que dicho país superara a Estados Unidos en los aspectos más importantes de la economía, garantizara viviendas gratuitas para todos, lograra una jornada laboral de seis horas y, finalmente, materializara el comunismo para la década de 1980.
[2] La coexistencia pacífica se basaba en la doctrina comunista debido a que durante un período, habrían de convivir países capitalistas con países comunistas, y que para evitar una guerra mundial era necesario mantener la «coexistencia pacífica [que] presupone la renuncia a la guerra como medio de resolver las disputas internacionales».
Aunque oficialmente la política estadounidense era agresiva, en la práctica mantenía un tono moderado.
La llegada de John F. Kennedy a la Presidencia, precedida un año antes por la visita de Jrushchov a Estados Unidos, permitió un encuentro entre ambos dirigentes en Viena en 1961.