Gastronomía gitana
La comunidad gitana tiene orígenes diversos, y se encuentra asentada en diferentes lugares de la península ibérica y más allá, por lo que no se distingue una cocina gitana como tal, pero sí se puede hablar de una forma «agitanada» de cocinar.Las legumbres son la base nutricional de la dieta romaní, ya que era un alimento accesible, consistente y versátil.Los gitanos gustan mucho de aromatizar sus platos, siendo los condimentos más típicos el ajo, el pimentón dulce y el azafrán, que proporcionan un bello color amarillo anaranjado a todos sus platos.Tradicionalmente los gitanos no son un pueblo que practique el cultivo, sino la recolección;[9] por ello muchos ingredientes son de origen silvestre, como las setas como el champiñón silvestre o la seta de cardo.La comida tradicional gitana es esencialmente vegetariana, aunque también hay platos de carnes.Las casquerías (partes menos nobles del animal) son alimento común en las cocinas gitanas.[10] Los cuajares de cerdo (estómago) se preparan en un guiso con tomate, pimiento y vino blanco.Otros productos de casquería son los morros, los retorteros (amígdalas de ternera) o los callos (o menúos, las tripas del cerdo), con los que se preparan los callos a la andaluza.Entre los gitanos granaínos, los sesos y otros despojos se usan para elaborar la tortilla del Sacromonte.[13] Los romaníes aportaron a la cocina andaluza la costumbre de freír el pescado.El paladar gitano tiene una gran predilección por el dulce, aunque en este caso no hay una diferencia significativa con la repostería española en general: churros, huesos de santo, piñonates, tocino de cielo, etc.Es costumbre ofrecer esta bebida bien caliente a los invitados como gesto de cortesía, acogimiento y respeto.[8] En época reciente han surgido diversas publicaciones que recogen platos, técnicas y cultura asociada a la cocina gitana, los más destacables son: Libros sobre la cocina romaní en el resto de Europa: