Clostridium tetani

Se conocía la relación entre heridas y espasmos musculares o convulsiones que conducían generalmente a la muerte del afectado.

La etiología se elucidó en ese mismo año por Antonio Carle y Giorgio Rattone, quienes demostraron la transmisión del tétanos por primera vez.

En 1889, Clostridium tetani fue aislada de una víctima humana por Kitasato Shibasaburō, quien luego demostró que este organismo era capaz de producir la enfermedad cuando era inyectado en animales, y que la toxina podía ser neutralizada por anticuerpos específicos.

[4]​ Durante el crecimiento vegetativo del organismo, no sobrevive en presencia de oxígeno, es sensible al calor y posee un flagelo que le provee motilidad.

También afecta el sistema nervioso vegetativo causando diaforesis, hipertermia, arritmias cardíacas y fluctuaciones de la tensión arterial.

El tétanos es más frecuente en zonas rurales, cálidas y húmedas, circunstancias que favorecen la supervivencia de Clostridium tetani.

El tratamiento incluye también la administración de inmunoglobulina tetánica, lo cual comprende anticuerpos que inhiben la toxina -llamados antitoxinas- al unirse a ella y eliminándolas del cuerpo.

Una infección con C. tetani no produce inmunidad y por tanto puede volver a contraer la enfermedad, de modo que la vacuna debe ser administrada tan pronto como el paciente se haya estabilizado.