Los clavos se fabrican en una gran variedad de formas para fines especializados.
Un clavo mantiene los materiales unidos por fricción en la dirección axial y cortante fuerza lateral.
La historia del clavo se divide, a grandes rasgos, en tres períodos distintos: Desde finales del siglo XVIII hasta mediados del siglo XX, los precios de los clavos se multiplicaron por 10; desde entonces, los precios de los clavos han aumentado ligeramente, reflejando en parte un aumento de los precios de los materiales y un cambio hacia los clavos especiales.
Los clavos en sí mismos eran lo suficientemente valiosos y estandarizados como para ser utilizados como un medio de intercambio informal.
[5] (Los obreros llamados cortadores cortan las barras de hierro a un tamaño adecuado para que los clavadores trabajen en ellas.
[6] Los clavos eran caros y difíciles de conseguir en las colonias americanas, por lo que a veces se quemaban deliberadamente las casas abandonadas para poder recuperar los clavos usados de las cenizas.
[8] Las familias solían tener pequeños montajes para fabricar clavos en sus casas; durante el mal tiempo y por la noche, toda la familia podía trabajar fabricando clavos para su propio uso y para el trueque.
Thomas Jefferson escribió en una carta: "En nuestras actividades privadas es una gran ventaja que todo empleo honesto se considere honorable.
El proceso de los clavos cortados fue patentado en América por Jacob Perkins en 1795 y en Inglaterra por Joseph Dyer, que instaló maquinaria en Birmingham.
La punta del clavo suele cortarse con una cuchilla; la cabeza se forma remodelando el otro extremo de la varilla a alta presión.
[13] Los clavos de alambre belgas comenzaron a competir en Inglaterra en 1863.
Joseph Henry Nettlefold fabricaba clavos de alambre en Smethwick en 1875.
Los clavos se clasifican de acuerdo con su uso, el diámetro, acabado y longitud.
El tamaño de la cabeza es un factor a ser considerado, pues, dependiendo del empleo del clavo, una cabeza chica o grande puede ser favorable o no deseada.
El pintado de los clavos suele hacerse por motivos decorativos y no proporciona una protección permanente contra la corrosión.