[2] Pronto desarrolló un don para los idiomas, llegando a familiarizarse no sólo con el latín y el griego, sino también con el hebreo, sirio, persa, turco y otras lenguas de Oriente.
[2] Permaneció durante algún tiempo en Estambul y Esmirna, perfeccionando su dominio del turco.
[1] Los resultados de su trabajo sobre Babilonia aparecieron primero en la publicación vienesa Fundgruben des Orients, y en 1815 en Inglaterra, bajo el título de Narrative of a Journey to the Site of Babylon in 1811.
[1] Su valiosa colección de manuscritos y monedas fue adquirida por el Museo Británico.
A Dictionary of Arts, Sciences, Literature, and General information (en inglés) (11.ª edición).