[7] En 1907, Maximilian Nitze efectuó una descripción cistoscópica y microscópica de la enfermedad a la cual denominó «cistitis parenquimatosa».
Estudios más antiguos muestran que la cistitis intersticial es una enfermedad relativamente rara (18,1 por 100 000 en mujeres y 10,6 por 100 000 en hombres), pero la prevalencia ha ido aumentando según estudios del año 2003 al 2005 (52 a 97 por 100 000 en mujeres y 40 a 70 por 100 000 en hombres) realizados por médicos.
Sin embargo, la prevalencia es mayor cuando el estudio considera el antecedente dado por el paciente de padecer o de haber padecido la enfermedad (501 a 865 por 100 000); y aún mayor si se basa en cuestionarios sin examen clínico (450 a 11 200 por 100 000).
En general, la enfermedad es más común en mujeres, con una relación mujer:hombre de 5:1 a 10:1.
[3] La causa de la cistitis intersticial no se ha determinado y probablemente sea multifactorial.
También es probable que estos diferentes procesos se afecten entre ellos (por ejemplo, un defecto en el epitelio de la vejiga puede promover la inflamación y estimular a los mastocitos).
Algunos pacientes sienten una urgencia constante que nunca pasa, incluso después de orinar (tenesmo vesical).
Si bien otros pacientes orinan a menudo, no necesariamente sienten esta urgencia para ir al baño todo el tiempo.
Por ejemplo, los síntomas de algunas personas empeoran al ingerir ciertas comidas o bebidas.
Los síntomas pueden variar con el ciclo menstrual, acrecentándose en la etapa premenstrual, lo cual lo distingue del dolor de la endometriosis.
[18] Tanto los hombres como las mujeres con esta enfermedad pueden experimentar alguna disfunción sexual a causa de esta enfermedad; las mujeres pueden sufrir dolor durante el coito porque la vejiga se encuentra al frente de la vagina, y los hombres pueden sentir dolor en el orgasmo o al día siguiente.
[1] Deben evitarse los alimentos ácidos (limón, pomelo, naranja, arándano rojo, piña), el café, el té, el alcohol, los edulcorantes artificiales, las bebidas gaseosas y el chocolate, ya que son agravantes de los síntomas en algunos pacientes.
Los posibles efectos secundarios son sedación, somnolencia, sequedad de mucosas y constipación.
Los únicos antihistamínicos que se han estudiado específicamente para la cistitis intersticial son la hidroxicina y la cimetidina.
La prednisona, corticoide con efectos inmunosupresores, en dosis de 25 mg al día por uno o dos meses, disminuye parcialmente los síntomas y más significativamente el dolor.
Sus efectos adversos son aumento de peso, hiperglucemia, hipertensión, hematomas fáciles y alteraciones visuales.
[25] La ciclosporina, fármaco inmunosupresor, tomada en bajas dosis por tiempo prolongado (60 meses), mejora la sintomatología de la cistitis intersticial.
Entre las sustancias utilizadas están: la resiniferatoxina, el dimetilsulfóxido, BCG, pentosano polisulfato, oxibutinina y alcanilizantes de la orina.
Algunos médicos combinan el DMSO con otros medicamentos como la heparina (similar al pentosano polisulfato) o esteroides (para reducir la inflamación).
[43][44] La heparina es similar al pentosano polisulfato y probablemente ayude a la vejiga mediante mecanismos similares.