A pesar del enorme esfuerzo económico y los recursos invertidos en su construcción, cuando las tropas sublevadas atacaron estas fortificaciones (que se encontraban incompletas), las defensas bilbaínas quedaron rápidamente en inferioridad.
A posteriori, la eficacia del Cinturón de Hierro ha sido elogiada por unos y criticada por otros.
[2] No obstante, ya desde su concepción contaba con una serie de defectos que lo condenaron.
En último punto, resulta incomprensible pero las fortificaciones del Cinturón de Hierro no se apoyan en obstáculos naturales que haya presentes en la zona, que en el caso de Bilbao son numerosos.
[2] Los oficiales Murga y Anglada ya habían sido fusilados a fines de 1936 después de ser descubiertos por las autoridades republicanas intentando entregar planos a agentes rebeldes.
El promonárquico Goicoechea tuvo más éxito y consiguió pasar las líneas del frente en febrero de 1937, llevándose consigo todos los planos e información que pudo recolectar sobre el entramado defensivo.
[3] Los bombardeos aéreos y artilleros se prolongaron durante toda la noche.