Otros medios, como el cine, la televisión y la radio, se hacen eco de la fuerza del género, al que incorporan en su programación habitual.
Esta etapa comienza a languidecer en 1991, después que varias figuras claves de la joven ciencia ficción --entre ellos, Daína Chaviano, Chely Lima, Alberto Serret, Antonio Orlando Rodríguez, y otros-- deciden abandonar la isla.
Esta etapa concluye definitivamente cuando se inicia el llamado "período especial" en la economía cubana, en que la industria editorial cae en crisis por escasez de papel y la capacidad de publicación se redujo al mínimo.
De este modo, el único premio dedicado al género en Cuba fue inaugurado por una mujer, Daína Chaviano, y cerrado diez años después por otra autora.
En 1994, aún dentro del "período especial", se crean un nuevo taller y una revista de ciencia ficción.
El veterano Ángel Arango publica Sider y se realiza la primera convención de ciencia ficción.
En enero de 1999 aparece (en papel y con formato de boletín literario) miNatura,[1] donde publicarían, durante un lustro, varios autores jóvenes (Yoss, Vladimir Hernández Pacín, Álex Padrón, Juan Pablo Noroña, Michel Encinosa Fú, Erick Mota, etc.), muchos de los cuales se habían comenzado a formar dentro del ahora desaparecido taller "Oscar Hurtado".