Originalmente el choroy fue descrito con el protónimo Enicognathus byroni, pero tiene prioridad el epíteto específico actual leptorhynchus.
No es fácil detectar el sexo de un ejemplar debido a la similar fisionomía externa que presentan ambos, empero, es posible diferenciarlos mediante el examen de palpación pélvica.
Las semillas de Nothofagus también son importantes en otras épocas del año.
Ocasionalmente también usa grietas en las rocas y se ha registrado que hace un nido de ramitas en bambú.
La Lista Roja de la UICN cataloga al choroy como una especie bajo preocupación menor.
No obstante, las principales amenazas que enfrenta esta especie son la captura para su comercio ilegal como mascotas, la tala de árboles y los incendios forestales, además de que es perseguido por los agricultores, quienes suelen considerarlo como una plaga.