En diversos diccionarios se lee que el origen del término es profundamente despectivo, teniendo su origen en dos palabras, del náhuatl chile (fruto, pimiento picante usado ampliamente en las culturas de Mesoamérica) y chango (vocablo coloquial para referirse a los primates arborícolas de África) siendo chilango una mezcla despectiva entre ambos vocablos.
Sin embargo, estudios más profundos sobre la vida en otros señoríos prehispánicos cercanos al imperio Mexica, muestran que esos pueblos no vivían bajo regímenes socialmente tan violentos como el que se ha descubierto practicaban los mexica.
La rápida destrucción de todos los símbolos arquitectónicos mexicas por parte del pueblo, aunque obedeciendo al liderazgo de los españoles conquistadores, es otro hecho histórico que hace suponer que fue una reacción popular masiva emprendida con convicción por pueblos otrora sometidos al terror mexica.
Parece corresponder al momento en el que la Ciudad de México cubría la extensión del Distrito Federal, aunque eleva unas siglas administrativas a la categoría de patria chica, teniendo poca aceptación en el habla común.
El primer lexicógrafo que la registra es Alfred Bruce Gaarder en 1954 en su obra El habla popular y la conciencia colectiva, en una lista de gentilicios mexicanos, donde viene como “chilango... México.
Francisco J. Santamaría la define en 1959 en su diccionario de mexicanismos como una “variante de shilango, usada en Veracruz”, afirmando que proviene “del maya xilaan, pelo revuelto o encrespado” y que es “apodo popular que en Veracruz se da al habitante del interior, en especial al pelado de México”.
De ahí que el chilango se asocie con aquellos "delincuentes" provenientes del Distrito Federal.
Otra teoría es que el término chilango era el referente a una laguna en la que confluían varios ríos; por analogía, la llegada de gente del exterior a Ciudad de México se comparaba con la llegada de ríos a la laguna, o bien al gran lago donde se estableció la Gran Tenochtitlán.
En Yucatán, su significado ha sufrido variaciones a través del tiempo, por ejemploː "ladrón" (Amador 1887), "sucio" (García 1930) o "fuereño" (Press 1975) al referirse de forma peyorativa a los habitantes del altiplano de México.
[7] En la actualidad el término huach usa en Yucatán con humor y naturalidad, de la misma forma en que se utiliza el gentilicio chilango.
Ello ha derivado en que se hayan propuesto diferentes palabras para describir lo mismo, tales como capitalino,[8] defeño[9][8] o mexiqueño;[8] incluso mexiquense;[8] pero ninguno ha resultado ser adecuado, ni universalmente aceptado.
Además, si bien este concepto es comprendido por los mexicanos, no así por los extranjeros, sin saber previamente el significado de las siglas.