Este cerro es además el yacimiento arqueológico que da su nombre a la cultura de Trincheras, que se extendió por el noroeste de Sonora entre los siglos VIII y XIV aproximadamente.
Sin embargo, nunca abandonaron del todo el modo de producción basado en recolección y cacería.
Las dos edificaciones más notables son llamadas La Cancha y El Caracol.
Su ubicación y el difícil acceso hacia él sugieren que se trataba de un espacio reservado a un grupo muy pequeño de personas, muy probablemente utilizado para ceremonias.
Los pobladores de la región del valle del Magdalena para esa fecha eran los pimas y los pápagos Este fue un asentamiento complejo ya que incluía infraestructura agrícola, barrios de artesanos, residencias de elite, estructuras ceremoniales, observatorios astronómicos, recintos rituales, plazas y una población que excedió los 1000 habitantes.