Los ceques (del quechua: siq'i ‘línea’) eran líneas o rayas que, partiendo de la ciudad del Cuzco, servían para organizar los santuarios o huacas de los alrededores, constituyendo un complejo sistema espacial religioso que otorgaba a la capital del Tahuantinsuyo un carácter eminentemente sagrado.
El sistema de ceques dividía al Tawantinsuyo en 4 suyus y en 4 caminos reales.
Este sistema de organización asemejaba un gran quipu[2] que con sus cuerdas y nudos cubría toda la ciudad.
Finalmente, algunas huacas fueron observatorios astronómicos[2] orientados en dirección de puntos precisos del horizonte, con los cuales los incas registraban las salidas y puestas del sol y otros astros.
Al parecer, estas líneas locales se conectan entre sí y con el centro del estado - Cusco.