Entre sus miembros más conocidos figuraron Guillaume Farel, Gérard Roussel, Pierre Caroli, Josse Clichtove, el poeta Clément Marot o el escritor François Rabelais.
Ante tales expectativas, Briçonnet parece retractarse de sus opiniones y, en abril de 1523, manda expulsar a todos los predicadores establecidos en su diócesis –ya que «anunciaban al pueblo una falsa doctrina»–, en tanto que él mismo la abandona y se recluye en Basilea.
Varios miembros del grupo son citados a declarar ante la Justicia.
Jean Leclerc, un cardador de lana, fue encarcelado por hereje y, tras un juicio rápido, condenado a ser azotado durante tres días seguidos y, por último, marcado en la frente con un hierro candente.
Mientras los doctores de La Sorbona gritaban «¡Se está condenando, va al infierno!», el ermitaño solo respondió: «Mi confianza está en Cristo, muero en la fe de mi Salvador».