Cementerio municipal de Guadalajara

Estos patios se ubican en el ángulo suroeste del cementerio y ocupan una extensión cercana a los 20 000 m².

[1]​ El espacio en el que se sitúa el cementerio ya fue utilizado como tal durante la Edad Media.

[1]​ En este contexto se producen las primeras iniciativas para construir el cementerio de Guadalajara.

En su fachada oeste se encontraban una capilla y galerías para nichos, ampliados progresivamente a partir de 1860 hasta cerrar prácticamente las fachadas laterales, pero que fueron demolidas por su mal estado de conservación en 1935.

[1]​ Con la aparición del Romanticismo se recuperó el gusto por las tumbas y mausoleos que perpetuasen la memoria de los fallecidos.

También se promovió la renovación de la fachada este y su acceso para hacerla más monumental.

Seguirán realizándose nuevas ampliaciones hasta llegar a las dimensiones actuales del cementerio con sus siete patios y varios accesos.

[1]​ El expediente incoado expone que deberían conservarse íntegramente y sin modificaciones los siguientes panteones y sepulcros debido a su interés histórico-arquitectónico: condes de Romanones y Francisco Layna Serrano (patio de Nuestra Señora De La Antigua); Cándida Hompanera, familia Jiménez Eguino, Josefa Corrido de Gaona, Hermanos Arroyo, familia Trinchan y Martín, José Casamitjana, familia Chavarri, Miguel Sobrino Senén, familia Iparraguirre y Cano, Adela Sabater, Magdalena Loira, Santiago Vázquez y Narcisa Gibaja, José Julio de La Fuente, Miguel Mayoral y Medina, Nicolás Ugarte, Dolores Sáenz de Tejada, Laureano Saldaña Martín, Juana Melgar Chicharro, Manuel González Hierro, Eduardo Guitián Revuelta, familia López Palacios, familia Ripollés Calvo, familia Molero, Francisca Sancho, Raimundo Lamparero, Familia de Sáenz, Benito Sáenz de Tejada, Eduardo Pacios, Emilio Pérez Esteban, Antonia Peláez Alapont, Ulpiana Caballero (patio de Nuestra Señora De La Soledad); marqueses de Villamejor, familia Escribano, Mª Luisa García Gamboa y familia Cuesta (patio de Santa Ana).