Un cementerio civil es una necrópolis sin adscripción concreta y, en general, dependientes orgánicamente de un ayuntamiento.
[1] Los cementerios civiles surgieron, en parte, por la necesidad de enterrar a extranjeros no católicos.
En 1831, Fernando VII autorizó la construcción de cementerios protestantes.
Desde entonces hay cementerios segregados por religiones: judíos, musulmanes, etc.
Pero hasta 1854, no se comenzó la construcción de los cementerios civiles propiamente dichos, y debían serlo a expensas del erario municipal.