[5] En un primer momento estaba formado por un recinto rectangular de unos 3200 m² destinado a fosa común, murado, con un único acceso, constituido por una puerta centrada en su muro Este, que interiormente daba a un paseo central, que dividía el espacio en dos cuadros, finalizado en una capilla, situada en el fondo, adosada a su muro Oeste.
Tras el alzamiento contra los franceses, el cementerio fue abandonado y convertido en corral para ganado.
[1] Es en los planos catastrales de 1929-1945 donde se recoge con detalle su configuración precisa, grafiándose el cementerio primitivo, su primera ampliación, el patio de las columnas y la primera fase del cementerio civil, así como las secciones 3a, 4a derecha, 5a y 7a, proyectadas según la tipología claustral utilizada en el patio de las columnas, incluido el porticado circundante que nunca llegó a construirse.
[9] Es por ello que resultaba obvia la necesidad y adecuación de la construcción de una capilla en el nuevo cementerio municipal que estaba planificándose, y se sitúa como centro del recinto originario, directamente unido a la entrada al recinto.
El altar mayor se decora co una hornacina enmarcada en dos columnas jónicas con la imagen del Cristo crucificado como centro de atención y devoción.
[10] La capilla también se ha utilizado como lugar de enterramientos, presentando en sendos departamentos dos enterramientos colectivos, adicionados a los muros laterales externos de la capilla y que presentan lucernarios propios.
[11] Desde que se construyó el cementerio general de Valencia hasta prácticamente mediados del siglo XX, los cementerios tenían en España un principio confesional, y estaban destinados a la sepultura de los fieles y eran propiedad de la Iglesia según precepto canónico, sin tenerse en cuenta si la construcción la había llevado a cabo la Iglesia o el Consistorio.
La entrada exterior a este cementerio estaba en el antiguo camino de Picasent, y la obra se debe al arquitecto municipal Luis María Cabello.