La primera fue la parroquia Nuestra Señora del Carmen, por lo que recibió el nombre inicial de «Cementerio Parroquial»; posteriormente, en 1995, fue el turno de la Fundación del Carmen —momento desde el cual el recinto pasó a llamarse Cementerio Católico— y finalmente la organización Acoger Santiago S.A.
En un comienzo, se armó un cementerio de pequeñas dimensiones en un terreno donado por Agustín Santiago Llona en 1895; sin embargo, debido a las crecidas del río Mapocho y de otros cursos de agua del sector durante los inviernos, provocaban inundaciones en el lugar, por lo que obligó a las autoridades eclesiásticas de buscar otro lugar más elevado, trasladando a la mayoría de los difuntos sepultados hacia su ubicación actual, en una colina en paralelo al recinto del Templo Votivo, al otro lado de la Avenida Camino a Rinconada, corresponde a un terreno donado a la Iglesia católica por la familia Pérez Canto a comienzos del siglo XX.
[2] La entrada principal fue modificada para hacerla más accesible al público y para el ingreso expedito de las carrozas fúnebres, trasladándose hasta donde se ubica en la actualidad.
[3] Como consecuencia del terremoto de 1985, varios pabellones que se habían edificado en el cementerio colapsaron, obligando a las autoridades sanitarias a clausurar el recinto por casi un año.
Veinticinco años después, otro terremoto provocó el derrumbe de dos pabellones y unos pocos mausoleos y dejó daños de consideración en algunas estructuras, sin embargo, no fue decretada la clausura del lugar.