Celenas

Años después Jenofonte la describe en la Anábasis como uno de los lugares en los que Ciro acampa con su ejército en el año 401 a. C. en su camino hacia el centro del imperio persa:

En el 394 a. C. Agesilao II, cuando llega al Meandro en su avance a través de Frigia, consultó un oráculo acerca de si debía o no atacar Celenas.

En el invierno del 333 a. C. Alejandro Magno acampó fuera de la ciudad.

Su acrópolis se le resistió durante largo tiempo, pero finalmente llegó a un acuerdo de rendición.

Su sucesor Eumenes la convirtió durante un tiempo en su cuartel general, y lo mismo hizo Antígono I el Tuerto hasta el 301 a. C. De Lisímaco pasó a Seleuco I Nicátor, cuyo hijo Antíoco I Soter, en vista de su importancia estratégica, la refundó en una ubicación más accesible con el nombre de Apamea.