Cayo Rabirio

Fue llevado a juicio cuarenta años después, en el año 63 a. C., por Tito Labieno y defendido por Cicerón.

[1]​ Esta llevaba abandonada desde el año 384 a. C.,[2]​ ya que las personas condenadas por tal delito eran entregadas al verdugo público y colgadas del árbol maldito.

[1]​ El caso atrajo gran atención, ya que no solo estaba en juego la vida de Rabirio, sino la autoridad del Senado.

Rabirio merecía elogios y no ser acusado de asesinato porque este estaba justificado por el bien público.

[6]​ El hecho estuvo además apoyado por Mario y todos los hombres distinguidos de la época.

Adoptó al hijo de su hermana, Cayo Rabirio Póstumo, que tomó así su nombre.