Anexo:Basílicas y catedrales de Chile

Para que un templo pueda alcanzar el título basilical, debe reunir tres requisitos: ser un templo de excepcional esplendor, levantado con un perfil destacado; ser foco espiritual de una comunidad o santuario para la multitud de devotos que acuden a él; y tener bajo sus bóvedas un tesoro espiritual y sagrado, dando culto ininterrumpido al Señor, a la Virgen María y al santo venerado en él.

Por otro lado, una «catedral» es una iglesia católica donde un obispo diocesano tiene su sede episcopal o cátedra, que es la silla desde la cual preside la comunidad católica y enseña la vida de fe y la doctrina católicas, de acuerdo con las jurisdicciones eclesiásticas de la Iglesia católica local, siendo así el templo principal de cada diócesis.

En Chile hay cinco arzobispados y, por tanto, cinco catedrales metropolitanas (de norte a sur): Antofagasta, La Serena, Santiago, Concepción y Puerto Montt.

También se usan las expresiones «aspecto catedralicio, dimensiones o proporciones catedralicias» para describir iglesias que, por sus grandes dimensiones y disposición, se asemejan a las mejores catedrales eclesiales.

En Chile la construcción de catedrales comenzó con la conquista española (1541-1598).