Todos ellos comenzaron a bromear y sonreír excepto Catón, que miró fijamente al huésped de una forma sospechosa.Como amigo de su familia, a Lucio Cornelio Sila, el dictador romano, le gustaba hablar con Catón y con su inseparable medio hermano Cepión, y apreciaba su compañía a pesar de que el joven adolescente desafiara sus opiniones en público.Como con todo lo demás en su vida, tuvo gran cuidado en estudiar lo necesario para este puesto, en especial las leyes relativas a los impuestos.Desde el primer día se alineó con los optimates, la facción conservadora del Senado.Cicerón y Catón aniquilaron el peligro y persiguieron a todos los hombres involucrados, sentenciándoles a muerte sin juicio previo (acto en teoría ilegal, pues los ciudadanos romanos debían ser juzgados antes de ser ejecutados).En el debate público al respecto, Julio César convino en que los conspiradores eran culpables, oponiéndose a un juicio público para ellos; a pesar de esto, César abogó por una sentencia al exilio de por vida para los conspiradores, propuesta que no prosperó.Sin creerse una excusa tan pueril, Catón tomó el papel de sus manos y lo leyó.Tras la conspiración de Catilina, Catón empleó todas sus habilidades políticas para oponerse a los designios de César y sus aliados en el llamado Triunvirato (Pompeyo y Craso), los cuales ostentaban un cuasi monopolio del poder sobre los dominios del estado romano.Contra esta práctica muy común, Catón preparó unas cuentas inmaculadas para enviarlas al Senado de Roma.El senado de Roma reconoció el esfuerzo realizado en Chipre y le ofreció un recibimiento en la ciudad (honor de menor rango que un triunfo), una pretura extraordinario y otros privilegios, todos los cuales fueron obstinadamente rechazados por Catón como honores ilegales.El triunvirato de César, Pompeyo y Craso se rompió en 54 a. C., al mismo tiempo que Catón era elegido pretor.Fueron tiempos de disturbios políticos, cuando demagogos patricios como Publio Clodio Pulcro o Tito Anio Milón intentaron hacer carrera política a través del apoyo de la muchedumbre y recurriendo a la violencia.En los meses posteriores la situación empeoró, César exigió ser nombrado procónsul para evitar las persecuciones de los optimates, pero el Senado lo rechazó.César fue declarado formalmente enemigo del Estado y la guerra estallaba de forma oficial, con el partido senatorial ahora liderado por Pompeyo.Este abandonó la ciudad para hacerse fuerte en Grecia, y Catón viajó junto a él.César, que tras su victoria en Tapso había forzado la marcha hacia Útica, al conocer la noticia del suicidio de Catón exclamó: «Catón, a regañadientes acepto tu muerte, como a regañadientes hubieras aceptado que te concediera la vida».
Recipientes propagandísticos de la campaña de Catón para
tribuno de la plebe
. Estos recipientes eran repartidos con comida o bebida para aumentar la popularidad del candidato.