Castillo de la Punta

Llevó consigo al ingeniero italiano Giovanni Battista Antonelli, considerado el profesional más renombrado que trabajó en Cuba en el siglo XVI.

En 1595, un huracán dañó severamente la fortaleza, entre otras razones, debido a la delgadez de sus paredes, que fueron reconstruidas con mayor solidez.

Sus extremos estaban atados a cañones colocados en La Punta y El Morro.

Con el trabajo arqueológico realizado, se rescataron piezas valiosas que quedarían expuestas cuando abrió sus puertas como museo en 2003.

Los muros están construidos con piedras talladas en sillares, siendo anchos e inclinados.

En su interior, cuenta con instalaciones para una guarnición de sesenta hombres, así como un pabellón para oficiales, una cocina, la vivienda del capitán, un aljibe, un almacén de artillería con cinco piezas, calabozos y una capilla.

Se conservan instalaciones como la habitación del comandante, alojamiento para sesenta hombres, capilla y calabozo.

El Castillo de La Punta está rodeado por un foso poco profundo excavado en la roca costera, al igual que los canales que conducen agua al castillo, traída desde la villa por la Zanja Real.

Fotografía de 1905.
Baluarte oeste.