Zanja Real fue el primer acueducto construido en Cuba para suministrar agua a La Habana.
No obstante, la Zanja siguió suministrando agua en el siglo XX a algunos distritos de La Habana extramuros.
El capitán general Juan de Tejada implantó en el Callejón del Chorro una conductora por derrame libre, que fue escindida en tres ramales para suministrar agua a las tropas del puerto, a las fortalezas de La Habana y al ganado que circundaba la ciudad.
En el siglo XVIII, aparte de los tramos descubiertos que desembocaban en las fuentes públicas, se encontraban las cañerías de fábrica, que conducían el agua por presión, mediante surtidores, mejorando la salubridad del agua, aunque extramuros los canales siguieron estando descubiertos.
El tráfago urbano ganó asimismo en fluidez, al habilitarse áreas firmes y sólidas sobre la Zanja.