En las inmediaciones de esta, por el costado oeste se conserva una noria musulmana.
Los cuatro torreones estuvieron rematados por almenas, al igual que los lienzos.
Razones históricas como la situación estratégica de Moguer (paso obligado de culturas), el auge económico que conoció con los Almohades, así como la semejanza del castillo moguereño con las primitivas “kasbash” avalan el posible origen almohade del mismo.
A partir de esta fecha la fábrica del castillo fue sometida a importantes reformas, permaneciendo como bastión defensivo del nuevo señorío, hasta alcanzar un aspecto similar al que hoy presenta.
Otros documentos anteriores sugieren la existencia del edificio en cuestión: El castillo fue el núcleo en torno al cual se organizó el primitivo caserío urbano de Moguer, aunque la extensión de la villa hacia la ribera del Tinto rompió la unidad de un posible casco defensivo.
Al recinto amurallado de Moguer se le denomina en la documentación indistintamente alcázar, castillo, fortaleza o Ciudadela.
Las mismas se decoraron al fresco con motivos vegetales típicos de la pintura mural del siglo XIV, según se desprende por los hallazgos realizados en la torre Sur, única que ha soportado las inclemencias del tiempo y los cambios históricos.
Esta obra recuerda mucho construcciones árabes de características similares.
Dicho desnivel del terreno se le conocía en el siglo XIX, y aun en épocas recientes, como gavia del Castillo (Plano de Moguer por Francisco Coello, 1869).
Allí fue testigo de los preparativos y desarrollo del viaje descubridor.
De esta forma el recinto quedó ahogado definitivamente por los nuevos edificios destinados a bodegas vinateras que aprovecharon sus muros como linderos.
También fue incluido en el Plan General de Ordenación Urbana como elemento a proteger.