La propia isla es accesible desde la tierra continental cuando hay marea baja, por medio de un camino provisional.
No solamente luchaban los británicos y los escoceses, sino que esta zona era habitualmente atacada por los vikingos.
El castillo se asienta en la parte más alta de la isla, en una piedra llamada Beblowe.
La posición de Lindisfarne en el Mar del Norte le hacía vulnerable a ataques de los escoceses y los hombres del norte, y para la época Tudor quedó claro que se necesitaba un fortificación más resistente.
Esto resultó en la creación de la fortaleza en Beblowe Grag, que entre 1570 y 1572 formaron la base del castillo actual.