[4] Entonces en Andalucía era conocida como andaluza, jerezana o malagueña negra, mientras que en algunas zonas de Castilla y León la llamaban zamorana.
En esos años existían estirpes seleccionadas[1] que llegaban a producir entre 220 y 225 huevos anuales.
[3] Su futuro está profundamente ligado a la ganadería ecológica pues su rusticidad, su excelente adaptación al clima continental extremo de la meseta y su buena capacidad de puesta le aseguran unas buenas perspectivas.
Las hembras son similares a los machos, aunque su peso se sitúa en los 2,3 kg.
[2] Su ámbito geográfico se concentra en el territorio que conforma la antigua región de Castilla, las actuales comunidades de Castilla y León, Castilla-La Mancha y Madrid, principalmente.
[2] Por su parte, en Castilla-La Mancha, hay criadores en Albacete capital, Fuensalida, Miguelturra, Ribatajada, Toledo, Tomelloso y Torrijos,[3] que reúnen al 10 % del total.
[2] Fuera del territorio nacional, también hay criadores en Inglaterra, en Austria y en Alemania, donde se fundó en 1960 un grupo de criadores aficionados llamado SV der Züchter der Kastilianer.