El lunes 18, como consecuencia de un enfrentamiento con su madre, en que ella lo golpeó y lastimó, Pablo se va a vivir al hotel Normandie.
Habría sido Sergio quien luego le descargó dos golpes más, en la parte posterior del cuello, cerca de la nuca.
Pablo buscó una sábana con la que la envolvieron como si fuera una mortaja y le puso una bolsa plástica para residuos en la cabeza.
Los dos fueron hasta la habitación donde dormía, Sergio llevaba la barra de acero y Pablo tenía una cuerda náutica.
Sergio le pidió la cuerda a Pablo y la pasó por el cuello de su papá.
Al rato lo envolvieron con la sábana de abajo, la que cubría el colchón y hasta le dejaron la almohada.
Pablo bajó primero con las llaves del Coronado y le mandó el ascensor a su hermano.
Cuando llega, se encuentra al encargado, Isas J. Tejada, dispuesto a lavar el auto, por orden del ingeniero.
Pablo esperaba en planta baja y ambos tomaron rumbo hacia Barrio Norte.
Pablo bajó del auto en Las Heras y Pueyrredón y Sergio siguió conduciendo hasta la Avenida Coronel Díaz 2459 enfrente del parque Las Heras en el barrio porteño de Recoleta.,[8] donde lo dejó estacionado con su macabra carga, con la intención, según declaró ante la policía la entonces novia de Pablo,[7] de regresar luego para deshacerse del vehículo y los cadáveres.
Un rato después, otro vecino, que no se identificó, repitió el llamado a la comisaría 21ª.
Lo primero que hicieron los funcionarios policiales fue tender un hermético cerco en torno del vehículo, impidiendo así acercarse inclusive a los reporteros gráficos.
Sin embargo, algunos vecinos dijeron que, ante la imposibilidad de abrir el robusto baúl del auto, la policía debió recurrir a la brigada antiexplosivos, que a las 19 de ese día logró abrir la cerradura, empleando un detonante.
Posteriormente, se amplió la información a la prensa: los cuerpos de la pareja vestían pijamas y estaban envueltos en una sábana blanca.
Dicha barra estaba aún en el cuello del ingeniero Schoklender, y con ella y una soga se había efectuado un torniquete que le había provocado la muerte por asfixia o estrangulamiento.
En su declaración policial, la entonces novia de Pablo, relata que luego de los asesinatos este le manifiesta a su hermano que era conveniente buscar un lugar cerrado para incendiar el coche donde habían quedado los cadáveres.
La revista también cita a quien era el presidente del aeroclub de Mar del Plata: en su relato cuenta que los hermanos, utilizando el apellido Fogel, le pidieron un aerotaxi para viajar a Entre Ríos y de allí a Punta del Este a "encontrarse con el padre".Luego hablaron con Abraham Vinski, el dueño de una agencia de publicidad al que le solicitaron, según La Semana, una campaña publicitaria.
A 29 kilómetros de Mar del Plata, y ya entrada la noche (eran las 21:30), pidió alojamiento en el "Viejo Almacén Cobo".
Le contó al dueño del lugar Daniel Columba que pretendía ir a caballo hasta los Estados Unidos.
Van hasta Vivoratá y cuando regresan, cerca de las 5:40 descubren que Schoklender había huido a pie, dejando abandonado su caballo.
Pero luego, el juez Fontenla aseguró que allí no se le había tomado declaración.
Tras cumplir también los dos tercios, Pablo, comenzó a obtener salidas laborales en mayo de 2001.
Sergio impulsó la educación universitaria en las cárceles, y gracias a ello, él mismo logró recibirse de abogado en prisión.
[12] De Ana Valeria se pierde todo rastro durante treinta años,[13] hasta que periodistas la hallaron viviendo en el anonimato, bajo un nombre cambiado.