[7] En 2017, el Consejo Asesor de Cambio Climático, un organismo legal independiente en Irlanda, presentó su informe al gobierno.Sostuvo que el gobierno, al aprobar el Plan, no actuó para asegurar que las emisiones se redujeran en el corto y medio plazo y, por lo tanto, no lograría las metas consideradas necesarias por la comunidad internacional.El Tribunal Superior determinó que la FIE sí tenía capacidad para presentar argumentos basados en derechos y aceptó, a los efectos del caso, que existía un derecho constitucional no enumerado a 'un entorno compatible con la dignidad humana'.[18] Clarke CJ calificó partes del Plan como "excesivamente vagas o aspiracionales".El Tribunal determinó que FIE, como entidad corporativa, no disfrutaba del derecho a la vida o la integridad física y, por lo tanto, no tenía legitimación en términos de las diversas reclamaciones basadas en derechos que pretendía presentar en virtud del CEDH y la Constitución.Sin embargo, Clarke CJ aceptó que los derechos constitucionales podrían involucrarse en un caso ambiental apropiado en el futuro, aunque expresó la opinión de que el derecho a un medio ambiente saludable no podía derivarse de la Constitución.[16][12] La decisión fue aclamada en los medios irlandeses como un "punto de inflexión para la gobernanza climática en Irlanda" y un "momento decisivo".Dijo que el fallo debe utilizarse para "aumentar la ambición" y "potenciar la acción".[13] Fue el tercer caso climático a nivel mundial en llegar al más alto tribunal nacional.[25] La sentencia se produjo después de que la Corte Suprema holandesa confirmara una decisión similar en el caso Urgenda en 2019.[26] El relator especial de la ONU sobre derechos humanos y medio ambiente, David R. Boyd, calificó el caso como "una decisión histórica" que "sienta un precedente para que lo sigan los tribunales de todo el mundo".