Es una de las poblaciones más pequeñas del entorno, muestra uno de los cielos más despejados y brillantes que se puedan contemplar.
Apenas a 3 km, quienes gusten de la naturaleza se encontrarán con un pequeño y delicioso bosque donde los atardeceres se muestran con singular belleza.
A mediados del siglo XIX, la villa tenía contabilizada una población de 210 habitantes.
[2] Es quizá el elemento arquitectónico más destacable, un edificio de mampostería rebocada con sillares y rematado con la tradicional espadaña.
En esta calle se sitúa el ayuntamiento, la iglesia del Dulce Nombre de Jesús y los distintos puntos que señalan el Vía Crucis.