Si la experiencia de los sentidos nos permite comprender los fenómenos para establecer las hipótesis justas, nos vemos reducidos a la conjetura de los fenómenos cósmicos que no son accesibles a los sentidos.
Varias hipótesis pueden ser propuestas, incluso si son contradictorias, por ejemplo, para explicar los movimientos de la Luna y el Sol.
Para Epicuro, el conocimiento de los "meteoros" es indispensable para exorcizar el temor a los dioses.
Este conocimiento es solo conjetural, y muestra que puede haber varias explicaciones, igualmente plausibles, de los fenómenos celestes; es imposible reducir la multiplicidad de fenómenos a un solo principio explicativo.
La sabiduría es apegarse a los límites de la experiencia cercana para conocer e intentar comprender las realidades naturales.