Un culto hombre de letras, fue embajador en Roma y Venecia (1702).
Se casó con Donna Giovanna Costanza Ruffo dei Duchi di Bagnara.
Él trajo consigo las órdenes de la Corona para poner fin al contrabando francés, algo que fue protegido y alentado por sus predecesores inmediatos.
Durante su corta existencia, el virrey príncipe de Santo Buono, mostro su apoyo y conformidad desde el Perú a la creación del nuevo virreinato.
El Virreinato de Nueva Granada se restableció sobre una base más permanente en 1734.
Durante su administración, hizo que muchos misioneros convirtiesen en la montaña, y se fundó el Colegio de Ocopa.
Debido a los abusos de los encomenderos por el sistema de mita, Caracciolo solicitó su abolición, aunque el rey decidió no actuar pese a sus recomendaciones.