Carmen Ibáñez e Ibáñez
Aprovechando su enseñanza musical y estancia en Madrid, en 1909 se presentó al concurso musical infantil, organizado por el Círculo de Bellas Artes de Madrid, consiguiendo el segundo premio, tras competir contra el eminente pianista José Cubiles.De esta forma, la familia Ibáñez se trasladó durante unos años a Madrid, donde la pianista pudo estudiar con importantes profesores, como Tomás Coronel y Emilio Serrano.También cursó Armonía con el catedrático Valentín Arín Goenaga y con Pedro Fontanilla.Debido a su buen expediente académico le permitió que pudiese optar al premio final de carrera, pero estos fueron conseguidos por compañeros suyos varones.[1] En 1918, Carmen Ibáñez mandó algunos artículos al periódico El Heraldo de Mula, donde manifestó la importancia que tenía la enseñanza musical en la cultura humana, la riqueza de la música popular española y el papel fundamental que tenía las mujeres en nuestra sociedad.Sus escritos en la prensa fueron adelantados para una mujer de estos años, provocando una discusión periodística y que pusieron en cuestión sus reivindicaciones.[2] En 1919 ofreció un nuevo concierto en Albacete y en este acto conoció al violinista Luis María Sánchez.Durante esos años, la enseñanza de la música se vio limitada a tres géneros musicales: himnos religioso, patrióticos y canciones populares.Apuntes sobre Música, lo publicó en 1926, y fue vuelto a editar dos años más tarde.También, en 1928, publicó "Músicos españoles del siglo XIX" y un "Método autógrafo de Solfeo" dividido en dos cursos.Igualmente, entre los años 1930 y 1931, Carmen Ibáñez escribió el libro La música en la escuela.Gracias a estas piezas y colores, los niños se divertían con este objeto, siendo su aprendizaje considerado como un juego.Tras colocar las piezas de madera en su correspondiente línea o espacio el alumno podía intuir las alturas aunque no las escuchase, debido a la relación existente entre las vibraciones del color y las vibraciones del sonido.Dos años más tarde, volvió a publicar un nuevo tratado sobre su metodología e invento: "la intuición musical.Sin embargo, el elevado coste que le supuso a Carmen Ibáñez el mantenimiento de la patente y su compra por parte de las Escuelas Normales dificultó su difusión, que se vio mermada con la Guerra Civil Española.No fue hasta el año siguiente cuando se daría por aceptada la propuesta de crear un Conservatorio oficial en la ciudad.Sin embargo, Carmen Ibáñez manifestó, en una carta dirigida a las altas autoridades educativas y gubernamentales, su disconformidad por el nombramiento del profesorado de este conservatorio, con menos méritos académicos que ella, y que no pudiese trabajar en este lugar, en el que ella tuvo protagonismo en su creación.También fue sometida a una intervención quirúrgica, dirigida por su propio hijo, el doctor don José María Sánchez Ibáñez, aunque finalmente falleció en 1962.Los principales géneros compositivos son arreglos vocales, canciones y danzas instrumentales, fox-trot, himnos, impromptus, marchas, misas, nocturnos, pasodobles, rapsodias, sonatas, schottis, tangos, tonadillas, etc. Para sus obras vocales empleó letras de conocidos poetas como Rafael Alberti, Vicente Medina y la chilena Gabriela Mistral.Muchas de sus obras quedaron sin editar, mientras que otras fueron publicadas por importantes editoriales nacionales, como la Unión Musical Española.Todos estos estilos musicales los aplicó en los géneros populares españoles y en otros recién llegados a España, como el fox-trot.Debido al número de partituras y calidad compositiva realizadas por Carmen Ibáñez se la puede situar como la principal compositora albaceteña del siglo XX y una de las principales compositoras nacionalistas españolas no exiliadas.