Carlos Bertrand García-Tuñón
Con este bagaje y sus numerosas relaciones familiares, Carlos Bertrand García-Tuñón, nieto del industrial belga, se asoció con Ismael Quintana Rodríguez, y ambos crearon, en la segunda década del siglo XX, la sociedad Quintana y Bertrand, Ltda., que perduraría hasta la muerte de Quintana, en 1939.Daban continuidad, de esta manera, a los negocios que ambas familias venían desarrollando durante décadas en los cotos mineros de Veguín y Olloniego.Después de su muerte, Carlos Bertrand, S.A., fundaría como socia mayoritaria, en enero de 1947, la Compañía Naviera Astur Andaluza,[12] que operó en el cabotaje marítimo durante casi cuarenta años, hasta su desaparición en la segunda mitad de los años 80 del siglo XX.[15] Su repentino fallecimiento en accidente causó una verdadera conmoción en la ciudad, donde era muy conocido y a cuyo desarrollo había contribuido generosamente durante toda su vida.Entre otras aportaciones y como gran aficionado a los toros, colaboró tras la Guerra Civil en la reconstrucción de la plaza del Bibio, de la que era accionista; también aportó recursos para la construcción del hoy conocido enclave turístico Mirador del Fito, cerca de la localidad de Arriondas, y efectuó la donación del piano con el que entonces contaba la Sociedad Filarmónica Gijonesa, entre otras muchas contribuciones sociales y benéficas.