Se relaciona con el grupo de estelas romanas pero mantiene tradiciones indígenas astures.
Entre los materiales extraídos del castro existen ejemplos de decoración similar a la estela.
En la época Moderna, se desconoce cómo se desvinculó este concejo de la Mitra Ovetense, pero sí se tiene constancia que en el siglo XVI, el municipio cayó bajo la injerencia de las principales familias: Catre, Ruiz de Junco, Cangas, etc, hasta el siglo XVII, en que los cargos pasan a ser desempeñados libremente.
Con las reformas administrativas liberales, estuvo a punto de ser incluido en tierras de Colunga pero el ayuntamiento y sus habitantes remitieron una carta a la reina Isabel II luchando por su independencia, cosa que lograron.
En el siglo XX, y durante la guerra civil española, este concejo queda inmerso en la zona republicana, hasta que las tropas sublevadas cruzaron la región, rompiendo la resistencia miliciana del cinturón del Sella.
Así pues, este concejo tuvo que plantearse una nueva conversión económica, intensificando su sector ganadero y explotando un nuevo sector, el turístico, en el que quien lo visita disfruta de las dos características más importante del panorama asturiano: mar y montaña.
El relieve es poco accidentado, con abundantes planicies y pendientes no excesivas, es un municipio de amplios valles con suelos fácilmente cultivables.
Al sur están sus mayores cumbres, con El Fito (631 m) como cota máxima.
El resto del concejo no presenta grandes pendientes ni desniveles, con una orografía poco accidentada.
Tuvo un proceso de emigración dirigido hacia México, Cuba y Argentina, como caso anecdótico, diremos que la repatriación de divisas dio lugar a una gran actividad constructora en el concejo.
El primer motor económico fue su explotación minera del espato flúor, aunque desde finales de los ochenta ya no tiene actividad.
En julio el último domingo se celebra Santiago Apóstol en Caravia Baja.
En septiembre el primer domingo se celebra Nuestra Señora de la Consolación en Caravia Alta.