En Vizcaya se encarga la sociedad pública Interbiak y en Guipúzcoa, la agencia guipuzcoana de infraestructuras, Bidegi.
A partir de Bilbao la autopista pasa a denominarse A-8 (no tiene peaje) y continúa hacia Galicia pasando por Torrelavega -donde enlaza con la Autovía Cantabria-Meseta (A-67)-, Gijón y Avilés.
En la ronda de Gijón conecta con la AS-1 (Autovía Minera) que comunica con Langreo, Mieres y León.
También en la circunvalación gijonesa enlaza con la AS-II (Autovía Industrial), nuevo eje de comunicación entre Gijón y Oviedo.
Antes de 1995, el acceso a Bilbao desde Cantabria era lento por la congestión del tráfico.
La conexión de Torrelavega con la Autovía Cantabria-Meseta se realizó mediante el tramo Torres-Sierrapando, con la que comparte parcialmente dos salidas, aunque está prevista la construcción en breve de un ramal de continuidad entre Sierrapando y Barreda que evitará las congestiones que actualmente se producen en esta área.
Las obras en la parte oriental de Asturias (tramo Llanes - Unquera) se demorarían largos años por causas judiciales.
De esta forma, y hasta 2005, los tramos inaugurados se centraron básicamente en conectar el centro de Asturias con la Asturias oriental, quedando como sigue; Hasta que se constituyó la Autovía del Cantábrico como nombre específico (incorporado a cartelería) para esta vía, podríamos hablar de dos A-8.
Además, el tráfico de vehículos pesados era particularmente intenso en cualquier época del año.
La judicialización del tramo Llanes-Unquera y la evidente necesidad de agilizar las obras llevaron a dividir este tramo en dos, Llanes-Pendueles y Pendueles-Unquera, que acabaron abriéndose a su vez en dos subtramos.
Aun así, todavía quedan retos pendientes: prolongación de la Supersur en Bilbao, ampliación a tres carriles en tramos cántabros y vascos, intervención y posible ampliación a tres carriles del tramo de la A-8 de la «Y» asturiana etc., así como su adecuación a las circunstancias que vaya marcando el tráfico en cada momento.