Caracoles y Juntas de Buen Gobierno

Los Caracoles son, en México, las regiones organizativas de las comunidades autónomas zapatistas.

Las JBG, conformadas por uno o dos delegados de los Consejos Autónomos de los MAREZ, estarían vigiladas por el CCRI-CG (Comité Clandestino Revolucionario Indígena-Comandancia General) del EZLN, para evitar actos de corrupción, intolerancia, arbitrariedades, injusticia y desviación del principio zapatista de “mandar obedeciendo”, y tendrían, entre otras, la tarea de contrarrestar el desequilibrio en el desarrollo de los municipios autónomos y de las comunidades; mediar en los conflictos que pudieran presentarse entre municipios autónomos, y entre estos y municipios gubernamentales; atender las denuncias contra los Consejos Autónomos por violaciones a derechos humanos, protestas e inconformidades, investigar su veracidad, ordenar a los Concejos Autónomos la corrección de estos errores y vigilar su cumplimiento; atender y guiar a la sociedad civil nacional e internacional para visitar comunidades, llevar adelante proyectos productivos, instalar campamentos de paz, realizar investigaciones que dejen un beneficio a las comunidades y cualquier otra actividad permitida en comunidades rebeldes.

Así, pues, morían los Aguascalientes zapatistas para dar vida a un proyecto de mayor envergadura.

Toda esta reorganización política y social tendría que tener obviamente repercusiones en el terreno de lo militar.

Es así, como a partir del 9 de agosto se levantarían todos los retenes zapatistas eliminando los cobros a particulares en caminos y carreteras en los territorios rebeldes y sólo se revisarían los vehículos que estuvieran traficando madera, drogas o alcohol y armas.

Pero, no solo el EZLN declararía que no podría ser la voz de las JBG; porque, como diría más tarde en su Sexta Declaración de la Selva Lacandona: “vimos que el EZLN con su parte político-militar se estaba metiendo en las decisiones que le tocaban a las autoridades democráticas, como quien dice ‘civiles’.

Más todavía, en su carácter de mando militar, el Subcomandante Insurgente Marcos declararía que en consecuencia los Consejos Autónomos no podrían recurrir a fuerzas milicianas del EZLN para las labores de gobierno: “deberán, por tanto, esforzarse en hacer como deben hacer todos los buenos gobiernos, es decir, recurrir a la razón y no a la fuerza para gobernar.

Finalmente, desde el ahora Caracol Resistencia y Rebeldía por la Humanidad, en lo que sería un claro mensaje no sólo a la nación, sino a todos los pueblos del mundo, el Comandante Brus Li leería lo que sería conocido como el Plan La Realidad-Tijuana, en clara alusión al neoliberal Plan Puebla Panamá, proponiendo siete acuerdos comunes y siete demandas nacionales las cuales no han sido difundido en el gobierno.

Sin embargo, como en otras ocasiones, el “silencio zapatista” no lo sería del todo.