En las artes plásticas, un capricho (italiano: capriccio) es generalmente una fantasía arquitectónica, donde edificios, vestigios arqueológicos, ruinas y otros elementos arquitectónicos se componen a partir de combinaciones de elementos reales y fantásticos ordenados según los criterios idiosincráticos del artista.
Aunque el género fue perfeccionado por Marco Ricci, su defensor y más destacado promotor fue el pintor Giovanni Pannini.
[5] El término capricho también se usa para otras obras en las que prevalece una fuerte dosis de fantasía.
En sus Capricci (Caprichos) publicados como una serie de aguafuertes en 1743, Gianbattista Tiepolo reduce los elementos arquitectónicos a ruinas y otros vestigios estatuarios clásicos.
Su hijo, Doménico Tiepolo, imitó estas obras, a menudo empleando el término Capriccio en sus títulos.