[1] El pintor Antón Pérez, supuesto coautor del retablo, nació en 1508 en Fuente Obejuna, era hijo del también pintor Gonzalo Vázquez, y hay constancia de que, aunque también practicó el arte de la escultura, desde su juventud aprendió el oficio de pintor en un «ambiente cordobés» prerrenacentista, como señaló Rivera Mateos, aunque en esa época todavía eran frecuentes en el medio pictórico los elementos hispanoflamencos y los tardogóticos.
[9] Según algunos autores debió ser realizado a mediados del siglo XVI[18] o en el primer tercio de dicha centuria, según otros,[1] aunque Madoz afirmó que sus pinturas datan del siglo XV,[4] y actualmente está formado por siete óleos sobre tabla y un grupo escultórico repartidos en tres órdenes y otras tantas calles.
[16] En el centro del retablo está colocado un lienzo que representa la Anunciación de la Virgen[19] y que presenta algunas similitudes, según Rivera Mateos, con la Anunciación con santos y donantes, que fue pintada por Pedro de Córdoba y se conserva en la Mezquita-catedral de dicha ciudad.
[20] Es una obra notablemente influenciada por la Escuela Cordobesa y un destacado ejemplo del eclecticismo que combina influencias tardogóticas con los primeros modelos del Renacimiento «importados» de Italia y con el naturalismo de los países nórdicos, que se manifiesta al intentar conseguir plasmar realidades concretas,[29] y Rivera Mateos afirmó que en este retablo la tradición hispanoflamenca «evoluciona hacia formas cada vez más suavizadas» y rodeadas por fondos arquitectónicos al estilo del Cuatrocentismo pero con una minuciosidad en los detalles y una delicadeza privativas de los más célebres maestros miniaturistas, como Jan van Eyck.
[18] Algunos autores, como José Valverde, ya percibieron que en el retablo se advierte la presencia de dos artistas diferentes.
[15] Las tres tablas del banco del retablo, que supuestamente habrían sido realizadas por Bartolomé Ruiz, acusan unas notables diferencias con las restantes, ya que en ellas se muestra sobret odo un enfoque orientado hacia la narración de las escenas, que se desarrollan en un plano horizontal, y hacia la exaltación de los personajes, mientras que en las tablas atribuidas a Antón Pérez el artista centró su atención en mostrar grandes escenarios arquitectónicos y concibió su obra verticalmente y apuntando «hacia arriba».
[18] Y en las tablas atribuidas al pintor Antón Pérez, se aprecia asimismo, y como era frecuente en el Renacimiento, un notable interés por los grandes escenarios arquitectónicos, que están presentes fundamentalmente en las tablas del centro del retablo, y siguiendo en esta línea, conviene señalar la puerta de ciudad en la tabla de la Anunciación, que según Rivera Mateos era un motivo muy frecuente en las obras renacentistas y en las de la Escuela cordobesa de ese periodo.
[29] Y los autores del mencionado Catálogo, por su parte, añadieron que el chantre Ruiz de Morales debía manifestar una gran y especial devoción por el misterio de la Encarnación, ya que cuando en 1503 otorgó testamento y dejó establecida en el mismo la fundación de un beaterio, dispuso que debería llevar ese nombre.