Pero en aquella época Hesiodo había ya compuesto muchos, entre otros el que fue cantado en las bodas de Tetis y Peleo.
Entre los griegos el epitalamio en un principio no fue más que unas sencilla llamada a Himeneo, cuya palabra pasó a ser después no más que un accesorio del epitalamio, la cual se intercalaba en el poema y con ella expresaban los coros o circunstantes en ciertos períodos los aplausos y votos que hacían a favor de los desposados.
En 1966, Cintio Vitier publicó un libro de poemas titulado Epitalamios, en el que incluye varios textos epónimos.
El escritor español Ramón J. Sender publicó, en 1942, un libro titulado Epitalamio del prieto Trinidad.
Actualmente es usado para resaltar la solemnidad de un acto cualquiera como bodas, entierros, misas, entre otros cultos.