Hitler denunció a Hess, su antigua oficina fue disuelta y la nueva Cancillería del Partido se formó en su lugar bajo Martin Bormann.
Típica del régimen nazi en muchos aspectos, la Cancillería del Partido compitió por esferas de interés con las otras dos cancillerías, creando varias áreas de duplicación funcional, lo que además complica "la relación entre el partido y el estado".
En este puesto, era responsable de todos los nombramientos del NSDAP y solo respondía ante Hitler.
Goebbels creía además que "el jefe de la Cancillería del Partido estaba manejando a Hitler".
En ese momento, Bormann tenía el control de facto sobre todos los asuntos internos.
Al compartir las ilusiones de Hitler, Bormann estaba ejerciendo su poder sobre el Partido emitiendo decretos y directivas sobre una amplia variedad de temas al final, mientras Hitler movía "ejércitos inexistentes" en un mapa en el fondo del búnker.