Así pues, adquirió gran importancia entre equipos de la capital y sus alrededores ya que no solo designaba al mejor equipo sino que era a su vez un torneo clasificatorio para la máxima competición nacional.
Esta denominación perduró hasta su desaparición en 1940 debido a la importancia que ya poseían las dos competiciones de índole nacional.
Las contiendas entre el Madrid Foot-Ball Club y el Athletic Club de Madrid —entonces un club sucursal y dependiente del Athletic Club bilbaíno— empezaron a forjar una rivalidad histórica, en la que era la única competición en la que podían enfrentarse ya que debido a su condición de equipo filial del bilbaíno, no podía disputar el Campeonato de España en sus primeros años, y por la que sus enfrentamientos serían conocidos décadas después con el sobrenombre del «derbi madrileño».
En caso de varios contendientes en los primeros años, se debía decidir mediante un torneo clasificatorio previo —léase a la postre campeonato regional—.
A partir de la temporada 1931-32, la Federación se agrupa con otras regiones como Aragón en primera instancia, para formar la Federación Castellana de Fútbol y ser renombrado el torneo debido a las nuevas incorporaciones.
En temporadas con sistema de liga se indica como resultado definitorio los producidos entre los dos mejores equipos finales pese a que no fuesen resolutorios.