Las proyecciones climáticas muestran como principales efectos el alza en la temperatura y la disminución en las precipitaciones, con repercusión directa o indirecta en el medio ambiente y la biodiversidad, así como la mayor parte de las actividades productivas del país.
[15] Aunque las metodologías para medir la captura siguen siendo materia debate, algunos estudios presentan cifras contundentes.
[16] De acuerdo a un estudio publicado en la revista Forests, si Chile decide reemplazar su vegetación autóctona (bosque nativo, pastizales y matorrales) por plantaciones forestales, cada 10 mil hectáreas de reemplazo habría un descenso en la disponibilidad hídrica de entre 3 % y 5,8 %; en cambio, si las plantaciones forestales y matorrales fuesen reemplazados por bosque nativo, aumentaría la disponibilidad de agua en 4,5 % y 2,2 % por cada 10 mil hectáreas reemplazadas.
[10] Los datos históricos han registrado aumentos de las temperaturas en el valle central y la cordillera.
Los estudios indican que a futuro se experimentaría un aumento de las temperaturas en todo Chile, siendo mayor en la zona norte.
[20] En la zona semiárida, las precipitaciones se han caracterizado por sucesiones de años lluviosos y sequías multianuales.
Esto significa que áreas que anteriormente no experimentaban olas de calor con tanta frecuencia, ahora están empezando a enfrentar estos eventos con más regularidad».
En el extremo austral (entre 50 y 55° S), se espera un leve aumento de los caudales disponibles.
[37] Un estudio publicado por Aqueduct Water Risk Atlas en 2024, afirmó que Chile se encuentra en el puesto 16 de países con mayor estrés hídrico.
Se proyecta una pérdida importante del patrimonio genético nacional, caracterizado por un alto endemismo.
Esto se sumaría al aumento de la demanda tanto del sector industrial como domiciliario.
Finalmente, algunos forzantes climáticos, como por ejemplo, el material particulado respirable (hollín) tienen un efecto directo sobre la salud.
[51] La institucionalidad asociada al financiamiento climático en Chile está a cargo del Ministerio del Medio Ambiente y el Ministerio de Hacienda, enmarcándose en lo definido por el Plan de Acción Nacional frente al Cambio Climático 2017-2022, que establece mecanismos de coordinación interministerial y regional para enfrentar los desafíos climáticos.
Estas iniciativas están alineadas con los compromisos internacionales asumidos por Chile, como la Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC) y la Estrategia Climática de Largo Plazo.
[52] Entre 2013 y 2016, Chile recibió $262.000.000 USD en financiamiento climático desde fondos multilaterales, siendo el tercer monto más alto destinado a un solo país en términos absolutos durante ese período.
Cabe destacar que este monto no incluye los recursos destinados a la organización de la COP25, presidida por Chile, aunque finalmente realizada en España debido al estallido social de 2019.
[54] A continuación se presenta información sobre el financiamiento recibido por Chile según el fondo o institución donante.
Los proyectos abarcan tanto el sector público como el privado, con una mayor proporción de recursos canalizados hacia este último.
[58] Entre 2016 y 2024, el Fondo Mundial para el Medio Ambiente (GEF, por sus siglas en inglés) financió 13 proyectos con foco específico en cambio climático que tuvieron como país beneficiario a Chile, destinando $26.340.373 USD en financiamiento y movilizando $218.924.099 USD en cofinanciamiento.
Las iniciativas regionales y globales incluyeron el proyecto "Apoyo al hidrógeno verde en países en desarrollo", liderado por el Banco Mundial, que asignó $1.700.303 USD en financiamiento y $13.940.000 USD en cofinanciamiento.
[59] El detalle del financiamiento administrado por el Ministerio del Medio Ambiente durante el período 2016-2020 se presenta en la tabla a continuación: Fuente: Cuarta Comunicación Nacional de Chile ante la CMNUCC, 2021.
[54] Del monto total destinado al financiamiento de políticas, programas y proyectos en el período 2016-2020, $11.463.074 USD fueron aportados por instituciones financieras internacionales, como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Entre los proyectos destacados se encuentran la Estrategia Nacional de Movilidad Sostenible y el Programa Nacional de Movilidad Urbana para la Mitigación y Adaptación al Cambio Climático en Chile (NUMP Chile), ambos financiados por Euroclima+.
[54] Finalmente, $5.223.000 USD fueron aportados mediante cooperaciones bilaterales, siendo Alemania el principal contribuyente.
Estos recursos se destinaron principalmente a medidas de mitigación en el sector energético.
[54] La mayor parte de los recursos, $19.236.372 USD, provinieron de cooperaciones bilaterales, siendo Alemania el principal contribuyente con $15.755.100 USD, destinados principalmente al sector energético y a proyectos transversales.
Entre estos, el Fondo de Adaptación al Cambio Climático de las Naciones Unidas asignó $4.000.000 USD al sector agropecuario, mientras que Euroclima+ destinó $3.455.163 USD a iniciativas en transporte y energía.
[54] Respecto al financiamiento destinado a la transferencia de tecnologías en el período 2016-2020, los mayores aportes provinieron de los fondos multilaterales, encabezados por la FAO/GEF, que asignaron $6.300.000 USD para iniciativas en el sector agropecuario.
La cooperación bilateral, liderada por Alemania, aportó $4.300.000 USD, enfocados en el sector energético y proyectos transversales.
Las instituciones financieras internacionales, como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), contribuyeron con $105.000 USD para proyectos en infraestructura urbana y energía.