[1] Los cronistas Carlos Cambronero e Hilario Peñasco datan su nombre ya en el siglo xvii, aunque queda noticia anterior en un documento de venta de un corral que lindaba con las casas del Matadero (que en su origen estuvieron es esta calle),[2] a Beatriz Maldonado, en 1585.
Otro cronista madrileño, Pedro de Répide, relata el rocambolesco destino del «balcón de la casa de Antonio Pérez, que pasó a propiedad del conde de Puñonrostro», que se quedó con las propiedades del fugado secretario de Felipe II, balcón que el propio Répide localizó en Sevilla, «arrimado al muro del convento de Santa Clara, en el patio de la torre de Don Fadrique», y que por intercesión del cronista pasó a los fondos del Museo Arqueológico de Sevilla.
[2] Entre los edificios eclesiásticos conservados en esta calle destacan, en el número 2, el palacio episcopal, ordenado construir por el cardenal infante Don Luis y Lorenzana, como residencia en Madrid de los arzobispos de Toledo, cuando la capital de España no tenía diócesis propia.
En él murieron los primados Luis María de Borbón y Vallabriga, Pedro Inguanzo Rivero y Juan José Bonel y Orbe; y junto a ella (entre la calle de Puñonrostro y el Pasadizo del Panecillo), la Basílica Pontificia de San Miguel, casi tocando con la plaza del Cordón.
Frente a ella, y de moderno diseño, se encuentra la Biblioteca Pública Municipal Iván de Vargas, en el número 5, y la escultura callejera El lector, dedicada a Carlos Cambronero, obra en bronce de Félix Hernando García.