Calle de Cervantes

Antes se llamó calle de Francos (y el tramo inferior calle del Duque de Alburquerque),[2]​ hasta que en 1835 tomó el nombre del autor de El Quijote.[4]​ Cuenta Pedro de Répide que el cronista Mesonero Romanos dedicó uno de «sus más bellos artículos» a la profunda decepción que le produjo la demolición del edificio,[nota 1]​ y que cuando el rey se mostró dispuesto a comprar el solar para edificar en él «algún establecimiento literario» —según se lee en la real orden citada por Mesonero—, el propietario de la finca, Luis Franco, no lo consintió (o no le convino lo ofrecido por la casa real).Ya una vez construida una nueva vivienda en el solar, el 13 de junio de 1834 se colocó sobre la fachada del nuevo edificio levantado por el casero rebelde, ahora con entrada por la calle de Francos, un busto en relieve y una inscripción en memoria del ilustre «manco de Lepanto», costeada por el comisario general de Cruzada, Manuel Fernández Varela.[6]​ Y a la vuelta de la esquina, en la antigua calle del Niño, tuvo casa un tercero en discordia, Francisco de Quevedo, personaje que luego le dio su nombre a ese breve callejón.[5]​ También vivió y falleció en su domicilio de esta calle el político Adolfo Merelles Caula.
Busto en relieve e inscripción en memoria de Cervantes, sobre la fachada del edificio que ocupa el solar de la casa en la que murió en 1616.